Emor / Levítico (21:1 a 24:23)
- Judaica Bogota
- 7 may 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 11 jul 2024
La palabra Emor significa “hablar” y este capítulo trata acerca de las cosas que debemos y no debemos decir. Cómo realizamos una acción es más importante que la misma acción, y usualmente la boca está involucrada en este proceso. Cuando conectamos con esta lectura, podemos usar el poder de Emor para que nos ayude a decir la verdad.
El capítulo de Emor incluye los preceptos relacionados con el Cohen HaGadol. Puede que nos preguntemos por qué es relevante saber acerca de las labores sacerdotales en la época de Moshé, pero es importante recordar que todo en la Torah nos da algún conocimiento y entendimiento que podemos emplear en nuestra vida cotidiana. No hay ni una palabra o letra superflua en toda la Torah.
Leer acerca de los Cohanim (los sacerdotes) nos enseña que el trabajo espiritual de una persona no es idéntico al de otra. Los sacerdotes estaban haciendo un trabajo en nombre de toda la nación de Israel, pero su trabajo no era el que todos debían realizar. Cada uno de nosotros tiene su propio nivel de trabajo espiritual, y la naturaleza de este trabajo está cambiando constantemente. Cuando nos elevamos a un nivel más alto, lo que era suficientemente bueno para nosotros el dia de hoy, tal vez no sea la suficientemente bueno el dia de mañana. La mayor parte de nuestro trabajo espiritual consiste, simplemente, en descubrir cuál es nuestro verdadero trabajo. Si no sabemos a dónde estamos destinados a ir, ciertamente nunca llegaremos allí. En este sentido, la vida es como una escalera mecánica: si intentamos subir por una que va en descenso, no subiremos a donde deseábamos. En un libro El sendero del justo (Rav Moshe Jayim Luzzato) sintetizo esto de forma muy sencilla: “Cada persona debe saber cuáles son sus deberes en este mundo”.
¿Por qué la biblia tiene que decirnos que el Cohen HaGadol era puro cuando él ofrendaba el alimento? ¿No bastaba con que fuese Cohén? ¿Por qué necesitamos los detalles exactos de lo que hizo en el tabernáculo (y o que haría posteriormente en el templo) y de su condición espiritual en el momento de hacerlo?
Aquí la Torah nos enseña que la mayoría del tiempo no vemos los efectos de nuestras acciones. Pero el sumo Sacerdote sí veía los efectos de sus acciones cuando realizaba el sacrificio y, en virtud de eso, él era santificado. Por supuesto, la enseñanza aquí no sólo aplica a los sacerdotes. Cada vez que realizamos una acción negativa, creamos un ángel negativo, al igual que cada acción positiva crea un ángel positivo. Nuestra tarea es estar conscientes de ello y actuar en consecuencia. Es importante recordar siempre que incluso una acción pequeña puede tener grandes consecuencias. De hecho, tal vez toda la razón por la que estamos en este mundo es porque hemos venido a realizar una “pequeña” acción.
Primera Porción – Abraham – Jesed
Levítico 21:1,15
Las leyes relacionadas al Sumo Sacerdote nos enseñan que cuanto más elevados somos, más responsabilidad tenemos. Sin importar dónde nos encontremos en la escalera espiritual – en la cima, en el fondo o en algún lugar entre estos dos puntos – todos tenemos diferentes responsabilidades y restricciones. Cuando estamos elevados ya no podemos hacer las mismas cosas que solíamos hacer cuando estábamos en un nivel de conciencia más bajo.
Segunda Porción – Yitsjak – Guevurá
Levítico 21: 16,24 – 22: 1-16
Aprendemos que hay ciertos defectos físicos que descalificaban a un individuo de servir como Cohén, dado que cualquier defecto físico pudo haber sido resultado de un defecto espiritual. Ser un Cohén significa poder compartir en la vida de las personas, o inclusive, poder salvar sus vidas. Si no usamos el don que tenemos para compartir y sanar, podemos perderlo por completo. Las únicas personas que tenían permitida la entrada al Tabernáculo eran aquellas que eran puras. Aun un sacerdote no podía entrar si estaba impuro. Hoy en día, también debemos estar puros para mantener nuestra conexión con la Luz. Si tenemos ira en nuestro corazón cuando rezamos o meditamos, estamos conectado con más energía negativa que positiva. Sin embargo, también es cierto que la ira no debe evitar que recemos, dado que es solo a través de nuestros esfuerzos constantes de conectar con la luz que podemos superar nuestra rabia profunda y reemplazarla con compasión.
Tercera Porción – Yaakov – Tiféret
Levítico 22: 17,33
Los animales llevados como sacrificio deberían ser cien por ciento puros - sin defecto alguno – o, de lo contrario no calificaban como sacrificio. Un defecto físico demuestra que falta algo a nivel espiritual. Es importante reconocer que no siempre reconocemos los defectos. Si queremos conocer a las personas a nivel profundo, podemos tratar de ver señales de su verdadero ser a través de las pequeñas cosas que hacen. Se trata siempre de interceptar las pistas.
Cuarta Porción – Moshé – Nétsaj
Levítico 23: 1,22
Cada Shabat y todas las festividades son oportunidades para abstenernos del mundo físico y entrar en el ámbito espiritual. Si no tuviésemos estos días especiales, el mundo sería demasiado pesado para nosotros. Estas conexiones especiales nos dan el poder de forjar un destino dichoso e inmortal. Pésaj es el único momento del año en que recibimos la llave para escapar de la prisión de nuestro obsoleto sistema de creencias; esos patrones robóticos del pensamiento del ego que evitan que alcancemos nuestro verdadero potencial. Pésaj consiste en liberarnos de la esclavitud a las cosas, ideas y personas que nos frenan. Recibimos toda la Luz disponible en Pésaj en forma gratuita, y es esta Luz la que nos saca de esa mentalidad de esclavos. Según la Ley espiritual Universal, no podemos mantener aquello que no nos hemos ganado. Para ser la causa de nuestra propia Luz, tenemos que comportarnos de forma proactiva para ganarnos la Luz que recibimos. A través del conteo del Omer (los 49 días entre Pesaj y Sahvuot) y al enfrentar los desafíos y oportunidades que este poderoso periodo nos brinda, podemos purificarnos nivel tras nivel. Como resultado de esta purificación, podemos recibir más de la Luz de inmortalidad; una fuerza continua de renovación infinita.
Quinta Porción – Aharon – Hod
Levítico 23: 23, 32
En levítico 23:27 – nos dice que Yom Kipur, el Día de Expiación, es una oportunidad en la cual alcanzamos niveles de iluminación espiritual mas altos que en cualquier otro momento del año. En Yom Kipur tocamos la Sefirá de Biná, la dimensión del Árbol de la vida que nos proporciona toda la energía que necesitamos para manifestar nuestros más profundos anhelos. A través del ayuno y desconectándonos de cualquier aspecto de la fisicalidad, podemos elevar nuestra conciencia.
Sexta Porción – Yosef – Yesod
Levítico 23: 33, 44
Aprendemos que el festival de Sucot, el cual activa la Luz de Misericordia, nos da la oportunidad de envolvernos con esta Luz como protección y orientación, para que siempre nos encontremos en el lugar correcto y en el momento correcto. Sucot nos da la capacidad de expandir nuestra Luz Circundante – nuestro potencial – incorporando esta Luz en nuestro propio ser.
Séptima Porción –David – Maljut
Levítico 24: 1,23
Era muy importante encender las velas de la Menorá en el Tabernáculo (y posteriormente en el Templo) porque proporcionaba una conexión tanto física como espiritual con la Luz. El fuego es un puente hacia un nivel más elevado, que representa el potente fuego de los Mundos Superiores; por lo tanto, usamos el fuego físico para atraer fuego espiritual.
Encontramos en Levítico 24:20 La famosa frase de “ojo por ojo” está en esta sección. El Zohár revela que “ojo por ojo” no se trata de venganza o represalia. El cosmos se ocupa de la justicia; no es una responsabilidad humana. Si alguien tiene un dolor de cualquier clase durante este tiempo de vida, el dolor es un resultado directo de lo que hecho en esta vida o en una vida anterior. Siempre hay justicia a nivel espiritual, pero a veces, requiere más de un tiempo de vida para que se ejecute. Esta es la Ley Universal de Causa y Efecto.
HAFTARÁ DE EMOR
Ezequiel 44:15-31
La haftará de Emor habla acerca de la vestimenta de lino de los Cohanim usaban para servir en el Tabernáculo. Aprendemos que, antes de que regresaran al público general, ellos se quitaban estas vestimentas y usaban otra ropa. Ellos usaban lino debido a su poder especial para protegerlos.
Fuente: Biblia Kabbalistica – Rav Yehuda Berg
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